Los sonidos musicales son
como unos sencillos monosílabos quee se llaman Notas. Muchos de nosotros los hemos
aprendido en la escuela: DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI; éstos se constituyen como
el “abecedario sonoro” de la escritura musical.
Escuche la siguiente audición y los oirá uno por uno.
La ordenación de las notas se le atribuyen al monje benedictino Guido
D’Arezzo (995-1050) a quien se le deben importantes innovaciones de la música.
En tiempos del monje no había otro sistema para designar el nombre de las notas
que las letras del alfabeto: A, B, C, D, E, F, G. Sin embargo, ésta anotación
tenía una base muy imperfecta y primaria.
D’Arezzo designó las
notas utilizando la primera sílaba de cada una de las estrofas de un himno
dedicado a san Juan bautista:
UT-(queant laxis); RE (sonare fibris): MI (ra
gestorum); FA (muli tuorum); SOL (ve polluti); LA (bii reatum). Posteriormente,
en el siglo XVI se añadió el SI, sacándolo de las iniciales Sancte Ioannes, y
más tarde, fue sustituida la palabra UT por DO.
Intenta seguir la melodía de la canción mientras escuchas la audición
La pauta que inventó
D’Arezzo estaba constituida por cuatro líneas horizontales. Una de aquellas
líneas, trazada en rojo correspondía al FA (F) y otra, generalmente en
amarillo, al DO (C). Dos líneas secundarias trazadas en negro completaban este
inicial tetragrama.
Solo después de varias tentativas, se estableció en el
siglo XV, la pauta de cinco líneas, llamada pentagrama, como pauta normal de la
escritura musical. Las notas determinan su sonido según su colocación en
él. Se escriben en las líneas y en los
espacios que quedan entre ellos.
Como debes recordar, se
ha mencionado que son siete las notas musicales de la escala diatónica, muy
utilizada en occidente; estas notas dispuestas en el orden que se acaba de
citar, forman por este mismo orden una serie ascendente de sonidos. Dicha serie se encadena con otras compuestas
por las mismas notas y en el mismo orden, hasta abarcar toda la extensión de
sonidos audibles.
Las siete notas de la
escala constituyen a semejanza de los siete días de la semana, una especie de
ciclo que se va repitiendo en distintos planos de altura. Así, si continuamos
ascendiendo desde la nota SI, volveríamos a llamar DO, al sonido siguiente, al
que seguirían (siempre ascendiendo) las notas re, mi, etc.